Nuestro camino

Mientras exista la sonrisa inocente
de un niño
existirá la magia de la navidad.
Mientras con nuestras ilusiones
mantengamos la mirada firme
existirá la esperanza.
Mientras me pueda apoyar en tu mano firme
existirá la confianza.
Mientras salga el sol al final de cada tormenta
que vivamos a lo largo de la vida
existirá la calma.
La vida pasará...
sin embargo,
será mucho más bonita
si andamos nuestro camino
con las personas adecuadas a nuestro lado.

Cuando no me encuentro bien

Cuando no me encuentro bien

respiro hondo

y pienso

en todo lo bueno que la vida me ha dado. 

Me siento mejor al recordar

mejores momentos.

Cuando no me encuentro bien

busco tu mano

para apoyarme...

solamente te pido que estés a mi lado.

Cuando no me encuentro bien

camino por la senda del destino

confiando

en que llegaré a donde me proponga ir. 

Cuando no me encuentro bien

espero, 

en definitiva, 

encontrarte a mi lado. 

Paso a paso

Mientras pasen las horas

y la vida continúe,

mientras las momentos más intensos

sigan marcando mi destino, 

mientras una sonrisa en un instante

sea de felicidad, 

seguiré caminando a tu lado. 

Paso a paso, 

caminando juntos, 

con las manos entrelazadas

señalando el mismo sendero.

Nuestro camino

Cuando miro hacia atrás

en el tiempo

y veo cómo se mueven 

las manecillas del reloj

pienso en todo lo que ha ocurrido

con el paso de los años. 

Inocentemente, ellas van marcando su ritmo

invariable, 

haciéndonos pensar en el pasado, 

en el presente y en el futuro...

La esperanza nos lleva de la mano

mientras soñamos con mejorar nuestro destino, 

porque no está escrito: 

día a día tomamos 

aquellas decisiones

que pueden cambiarlo

a pesar de lo que puedan decir las predicciones

de la numerología, las runas o el tarot. 

Nosotros cambiamos nuestra vida

con cada paso que damos

mientras un tic-tac invisible

marca nuestro camino. 

Han pasado los años

Han pasado los años
y recuerdo aquellos días
en que siendo niña
esperaba impaciente
a los Reyes Magos de Oriente:
los esperaba
con los zapatos puestos en la ventana,
con la ilusión de la inocencia
mientras avanzaban las horas de la noche.
Soñaba que los veía
montados en sus camellos
con montones de regalos
que aquella noche repartirían.
Hoy sigo creyendo en la magia,
pero los regalos que pido ya no son juguetes
sino dones del destino
que me permitan ser feliz.

El viaje

Espero en la estación

al tren que va a llevarme

a mi destino: 

no sé cuales son los caminos

por los que me conducirá, 

ni sé hacia donde voy...

pero sé

que mientras pueda subirme a un tren,

aunque sea en marcha,

llegaré a ese lugar especial

al que hace tanto tiempo

he querido ir.