Ya no lloro
por añorar a quienes no están a mi lado,
o quienes se fueron de mi vida
para no volver...
ya no lloro.
No derramo ni una lágrima
por todos aquellos momentos perdidos
en el espacio y en el tiempo.
Lloro por esos instantes
no vividos junto a ti.
Lloro porque cuando nuestro tiempo haya pasado
quizás no hayamos gozado el uno del otro
como realmente queremos.
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