Fue una mirada de ángel
aquella mirada azul
que me llevó por el camino llano.
Por primera vez,
no me encontraba piedras ni rocas,
ni impedimentos para conseguir mis propósitos...
todo estaba llegando,
sin prisa pero sin pausa.
La vida me conducía
a través de una carretera recta,
sin obstáculos,
hasta que llegué a la meta final:
me desperté.
Había sido todo tan fugaz
que tuve miedo de que hubiera sido un sueño.
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