No.
No tengo miedo
cuando el futuro
me mira directamente a los ojos
en silencio.
No tengo miedo
cuando tropiezo con una piedra
en el camino
y me hace caer.
No tengo miedo
porque después de cada caída
vuelvo a levantarme
y sigo caminando
con una sonrisa
confiando
en que el mañana será mejor
que el hoy.