El poema de la cerillera
El fuego crepitaba en la chimenea,
los regalos, bajo el árbol,
esperaban ser abiertos,
pero no por aquella pobre niña sin madre.
Ella se había convertido
en una criada en su propia casa:
su padre había salido.
Estaría tres días de viaje…
ella solamente esperaba
que él regresase
para encontrar algo de cariño
en aquel sitio que ya no era su hogar.
Cual una estrella fugaz
había sido el paso de su madre por la vida:
ella apenas la recordaba
pero sabía
que desde algún lugar
ella aún la velaba y la quería.
Cerraba cada noche los ojos
imaginando un beso suyo en la mejilla,
se abrazaba a sí misma
sintiendo el toque de su madre
en cada una de aquellas caricias.
Aquella tarde de navidad
su madrastra le había dicho:
“Vete a vender todas las cerillas
no regreses hasta que no quede ninguna,
si quieres cenar con nosotros, en familia,
sal a ganarte tu pan”.
Ahora ella deambulaba sola
por las largas calles de aquella ciudad:
para vender aquel material.
Era ella tan pobre
y vestía de forma tan miserable
que la gente la rehuía.
Solamente una anciana
se apiadó de ella
y compró cuatro cajas grandes
sin necesitarlas.
Había hecho una buena venta,
pero aún tenía que vender unas cuantas
si quería cenar en aquella casa.
El frío era cada vez más intenso,
la gente, poco a poco se recogía,
las calles quedaban desiertas,
y la niña se sentía perdida:
después de deambular tanto rato
ni siquiera lo sabía:
cerró los ojos un instante
para recordar a su madre
e imaginar un beso o una caricia.
Se sentó en un rincón
y empezó a encender cerillas
para calentarse
con el poco calor que desprendían.
Sus manitas temblaban
mientras las sostenía.
Cuando apagó la última
sintió un agradable calor en sus mejillas:
una inmensa luz se encendía
y mirando al frente vio a su madre querida,
que le tendía sus manos,
la había estado buscando
y le daba la bienvenida.
“Mamá”, sollozó ella con gran alegría.
Se había reunido con su madre
abandonando un mundo
que no le ofrecía nada
salvo tisteza y agonía.
Ahora ella celebraría
la navidad
con quien de verdad la quería
mientras en el mundo de la realidad
su madrastra era arrestada
por abanonar a su suerte a la niña.
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