a una hora temprana
y escucho
el piar de las aves
y el susurro de la brisa
en mis oídos.
Paseo por las calles desiertas,
mientras sus gentes
empiezan a despertarse
de sus profundos sueños.
Poco a poco
la ciudad recupera su vida diaria:
se empiezan a oír los sonidos
de los despertadores
a través de las ventanas abiertas.
Paseando
voy viendo como la ciudad
recupera poco a poco su vida
después de una larga noche de sueños
que tal vez, un día
se convertirán en realidad.