Pasan los años,
ya no soy aquella niña pequeña
que jugaba en los columpios...
he crecido.
El tiempo pasa inexorablemente
llevándose los buenos y malos momentos vividos.
Hoy miro hacia atrás
y los recuerdos perduran en mi mente:
quiero atesorar algunos de ellos
para no olvidarlos nunca.
¡Cómo pasa el tiempo!
Pasan los años
y las muñecas yacen olvidadas
en un rincón del desván.