Cuando las palabras hieren
el reloj se detiene,
el corazón late deprisa
y los ojos se humedecen.
Cuando las palabras hieren,
la cabeza piensa rápidamente
para buscar una respuesta
que no siempre se encuentra.
Cuando las palabras hieren,
las noches pasan lentas,
el llanto surge de la nada
y el momento se hace interminable.
Cuando las palabras hieren,
lo hacen porque me importa
de quien ellas vienen.
Pero cuando las palabras hieren
a veces encontramos la defensa,
para que no lleguen adentro,
buscamos la manera
de deshacernos de ellas
y echarlas fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario